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COMPAÑÍA por Beckett





Aunque ahora siente aún menor inclinación que nunca a hacerse preguntas, a veces no puede por menos de preguntarse si de verdad es a él a quien se dirige y de él de quien habla la voz. ¿No habrá otro a quien y de quien habla la voz? ¿No habrá acertado a escuchar una comunicación destinada a otro? Si está solo y boca arriba en la obscuridad, ¿por qué no lo dice la voz? ¿Por qué no dice nunca, por ejemplo: "Viste la luz tal y cual día y ahora estás solo y boca arriba en la oscuridad"? ¿Por qué? Tal vez sólo sea para inspirarle esa vaga sensación de incertidumbre y desconcierto.

LE MAT por Barajas




Cuando la fugacidad abre surcos en mi interior, le veo caminar por mis nervios, recorrer mis sendas de carbón y sal. A veces la inmensidad de mi soledad tiene la música de sus pasos recorriéndome. Sus adjetivos me acompañan como centinelas aliados que dan oscuros sentidos a mis caídas. Su espada ha rasgado el vacío y ha dibujado tierra firme y millones de puertas, allí, donde la boca del lobo se abría para tragarme con una sentencia.  Y sin embargo no me salva, pero tampoco me condena; su andar sagrado le ha dado el poder de convertirse en cruce de caminos. Le veo pasearse por el borde de los cuerpos desde mi caminata sin rumbo. Me ve vagar por las canciones, extraviado en sensaciones, insomne, transparente. Naufragios luminosos sin agua y sin tierra. Barcos fantasma de origen y destino innombrable. Los feligreses se preguntan cómo, aun vestidos de luto, podemos celebrar al sol un juego ritual donde compartimos las bitácoras del espíritu; ellos, sólo ven errar, error y herrumbre. Le mat me enseña que un espíritu se precipita, pero no se rebaja; permanece ardiente, como una antorcha insolente y extasiada en medio del abandono. No todos encuentran luz y calor en casa, hay que salir a caminar hasta que la carne se haga de madera y el viaje se haga un enorme incendio que permita pernoctar en cualquier esquina. En llamas, en llamas, en llamas: que en la ceniza hay una beatitud que no es la de los santos: y en este piedra del fin del mundo que aprieto entre mis manos, habita un grito de buda para despertar a la humanidad entera.