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COMPAÑÍA por Beckett





Aunque ahora siente aún menor inclinación que nunca a hacerse preguntas, a veces no puede por menos de preguntarse si de verdad es a él a quien se dirige y de él de quien habla la voz. ¿No habrá otro a quien y de quien habla la voz? ¿No habrá acertado a escuchar una comunicación destinada a otro? Si está solo y boca arriba en la obscuridad, ¿por qué no lo dice la voz? ¿Por qué no dice nunca, por ejemplo: "Viste la luz tal y cual día y ahora estás solo y boca arriba en la oscuridad"? ¿Por qué? Tal vez sólo sea para inspirarle esa vaga sensación de incertidumbre y desconcierto.

LE MAT por Barajas




Cuando la fugacidad abre surcos en mi interior, le veo caminar por mis nervios, recorrer mis sendas de carbón y sal. A veces la inmensidad de mi soledad tiene la música de sus pasos recorriéndome. Sus adjetivos me acompañan como centinelas aliados que dan oscuros sentidos a mis caídas. Su espada ha rasgado el vacío y ha dibujado tierra firme y millones de puertas, allí, donde la boca del lobo se abría para tragarme con una sentencia.  Y sin embargo no me salva, pero tampoco me condena; su andar sagrado le ha dado el poder de convertirse en cruce de caminos. Le veo pasearse por el borde de los cuerpos desde mi caminata sin rumbo. Me ve vagar por las canciones, extraviado en sensaciones, insomne, transparente. Naufragios luminosos sin agua y sin tierra. Barcos fantasma de origen y destino innombrable. Los feligreses se preguntan cómo, aun vestidos de luto, podemos celebrar al sol un juego ritual donde compartimos las bitácoras del espíritu; ellos, sólo ven errar, error y herrumbre. Le mat me enseña que un espíritu se precipita, pero no se rebaja; permanece ardiente, como una antorcha insolente y extasiada en medio del abandono. No todos encuentran luz y calor en casa, hay que salir a caminar hasta que la carne se haga de madera y el viaje se haga un enorme incendio que permita pernoctar en cualquier esquina. En llamas, en llamas, en llamas: que en la ceniza hay una beatitud que no es la de los santos: y en este piedra del fin del mundo que aprieto entre mis manos, habita un grito de buda para despertar a la humanidad entera.

NO LEERÉ por Ciorán


No leeré más a los sabios. Me han hecho demasiado daño. Debí de haberme entregado a mis instintos, dejar expandirse mi locura. He hecho todo lo contrario, he adquirido la máscara de la razón, y la máscara ha terminado por suplantar al rostro y por usurpar todo lo demás.

LLAVES por Barajas




La noche tiene sed. La sed tiene un camino. El camino tiene tu rostro. Tu rostro tiene nieve. La nieve tiene sangre. La sangre no tiene retorno. El retorno tiene revés. El revés tiene una flor. La flor tiene una trampa. La trampa tiene un deseo. El deseo tiene una fuerza. La fuerza tiene un candado. El candado tiene un secreto. El secreto tiene una música. La música tiene un viajero. El viajero tiene un barco. El barco tiene una copa. La copa tiene veneno. El veneno tiene un remedio. El remedio tiene una llama. La llama tiene un mantra. El mantra tiene una brasa. La brasa tiene un abrazo. El abrazo tiene una plegaria. La plegaria tiene hambre. El hambre tiene un hombre. El hombre tiene un vacío. El vacío tiene una boca. La boca tiene un vientre. El vientre tiene una puerta. La puerta tiene un guardián. El guardián tiene una pregunta. La pregunta tiene un abismo. El abismo tiene un alivio. El alivio tiene un precio. El precio tiene un guante. El guante tiene un animal adentro. El animal tiene un dios adentro. El dios tiene olvido. El olvido tiene una ventana. La ventana tiene un espejo. El espejo tiene un llamado. El llamado tiene insomnio. El insomnio tiene razón. La razón tiene ganas. Las ganas tienen pasos. Los pasos tienen sueño. El sueño tiene una escalera. La escalera tiene un deleite. El deleite tiene una brújula. La brújula tiene silencio. El silencio tiene máscara. La máscara tiene una cortina. La cortina tiene piel. La piel tiene un ave. El ave tiene una jaula. La jaula tiene un resquicio. El resquicio tiene un delirio. El delirio tiene un padre. El padre tiene un minuto y este, este minuto,
                                               tiene frío.

ERA por Barajas





Sentí que el silencio era una medida inexacta que aturdía a quien callaba. Por eso abrí la caja de pandora que había en mi garganta y di forma de nuevo a los titanes. La tormenta del tormento ascendió en espiral con sus once mil bocas de fuego y yo vi estallar mi vida en vocablos de lenguas voraces que hablaban de mí y me consumían. Si hubiera sido profeta o un loco la visión me hubiera liberado. Pero todas las historias vinieron a contarse en mi carne en pirotecnia: yo sólo era un hombre que con su insomnio alumbraba toda la montaña entera intentando comprender, yo era un niño con miedo durmiendo con un lobo de peluche, yo era un niño que no se dormía porque el lobo podía hacerse real y se lo comería, yo era los noventa y nueve personajes que celebraban una fiesta entre las páginas de mis libros, yo era dos Federicos, un Fernando y un Isidore, yo era una larva de Buda curtida de hambre que no se iluminaba sino artificialmente, que investigaba mil cielos mientras se dormía al filo del desasosiego, yo era el que caminaba por la avenida recogiendo pistas falsas para probarse a sí mismo que había un camino, yo era cien personas que bailaban en una fiesta de sal y de vino, yo era tabaco, tequila y temblor, y al otro día yo era serenidad y café y viento de montaña, yo era delirio doméstico de mediodía, yo era un héroe anónimo sin crimen a combatir, yo era la virtud del vicio y el vicio de la virtud, yo era la plenitud de la sed que se hunde en pozos sin fondo, yo era un coqueteo con la muerte y un manoseo con la vida, yo era dulce susurro para el oído rechinante del vagabundo  y su embriaguez, yo era el cuerpo de dios consagrado en un altar oculto y era la lengua que lame la axila oxidada de un diablo en desuso, yo era la copa que se rompe a los pies de los amantes, yo era diamante enterrado entre difíciles trances de gente que se mira sin poder entender, yo era Babel antes del derrumbe, yo era el mundo antes del diluvio, yo era una danza invisible que celebraba la vida sin importar el fin, yo era el fruto del paraíso, yo era el gozo de probar el veneno y no caer, yo era el que atravesaba la llama y me dejaba acariciar por el humo, yo era la necesidad del necio y el secreto del sabio, yo era tres monedas confirmando el destino, yo era una baraja partiéndose sobre la frente de un muerto e intentando resucitarlo, yo era la espera que arde en la sangre del perro, la que no se apaga y así fui también cadena de palomas al vuelo allá lejos en la lluvia, yo era cinco o seis cuadernos  flotando en una cama e intentando mantenerme a flote del olvido, yo era sonrisa de desconocido, desaparición sin anestesia, forzosa fuga, yo era máscara de oxigeno y paraíso artificial, yo era la correa de mi padre, los platos de mi madre, el silencio de mis hermanos, yo era el sermón del cordero en la mano izquierda y el poema maldito en la mano derecha, yo era un oasis de opio en un prado en llamas y era la canción que no podía cantar la que me amaba, era un joven desnudo frente a un espejo abrazado a sí mismo, torso turbulento aguzado por la angustia retozando de deleite cuando su mano me tocaba, yo era el silencio después del grito, después del gemido, después del rumor, yo era la duda bendecida y la certeza herida, yo era un payaso vestido de negro y el enlutado añorando vestirse de rojo, yo era el agua que me negaba el verdugo cuando tenía sed, la estrellita de tinta china que le regalé al primer hombre que amé, yo era lo que de mí decían mientras me veían alejarme en un barco sin explicarse porqué, yo era un santo que se había vuelto villano para volver a caer, yo era el ángel más bello ardiendo de verdades en la sala de urgencias, yo era un ciervo de cristal en la ventana de mi tía, era gris profecía que no se entendía, que no se entendía, yo era manos que trabajaron por dar vestido al gigante, yo era la urgencia y la presencia del ciego en el teatro, yo era todos los nombres de la historia floreciendo en un solo resplandor, yo era cáliz, pozo y transformación.   

PREGUNTA A UN POLICÍA por Franz Kafka


Era muy temprano por la mañana. Las calles estaban completamente vacías y yo iba a la estación. Cuando comparé mi hora con la del reloj de la torre, comprobé que era mucho más tarde de lo que había creído. Tuve que apresurarme. El susto que me causó comprobar mi tardanza provocó que tuviera inseguridad en la elección del camino, pues todavía no me orientaba bien en la ciudad. Felizmente encontré a un policía en las cercanías. Me acerqué corriendo hasta él y le pregunté sin respiración por el camino. Rió y dijo: «¿De mí quieres conocer el camino?» «Sí -le respondí-, ya que no puedo encontrarlo por mí mismo.»
«Renuncia, renuncia», dijo, y se volvió con gran ímpetu, como los que quieren permanecer a solas con su risa.




LO QUE NO PUEDE LA POLICÍA por Jaime Sabines


La policía interrumpió en la casa y atrapó a los participantes de aquella fiesta. Se los llevó a la cárcel por lujuriosos y perversos. Era natural. La policía no puede irrumpir en las calles y acabar con otros escándalos, como el de la miseria. 

EL JEFE DE POLICÍA por Edgar Lee Masters




Los prohibicionistas me nombraron jefe de Policía
cuando fueron prohibidas las tabernas, 
porque cuando yo era un bebedor, 
antes de ingresar a la iglesia, maté un sueco
en el aserradero, cerca de Maple Grove.
Y ellos buscaban a un hombre despiadado, 
inflexible, honrado, enérgico, valiente, 
y perseguidor de los bares y de los bebedores,
para mantener la ley y el orden en el pueblo.
Y me obsequiaron un resistente bastón
con el que golpee a Jack McGuire
antes de que él sacase el revólver con el que me mató.
Los Prohibicionistas gastaron su dinero en vano
al colgarlo, pues en un sueño
me le aparecí a uno de los doce jurados
y le conté toda la historia secreta.
Catorce años fueron los suficiente para matarme.  


Tomado de: "Almenas del tiempo" (Selección de poemas de Spoon River)
Compilación y traducción por Hernan Vargas Carreño. Bogotá. Colombia.

LO QUE NO TIENE NOMBRE (Fragmento) por Piedad Bonett


Tu hijo ha muerto y debes empacar una maleta para viajar hasta donde te espera su cadáver. Y lo haces. Alguien te ayuda, dice un pantalón negro, dice es mejor meter los zapatos en una bolsa. Tres horas hace, tres horas de un tiempo que ya empieza a correr hacia su disolución, y tú no te has desmayado, no has caído al disolución, y tú no te has desmayado, no has caído al suelo de rodillas ni te tambaleas a la orilla del vértigo o la locura. No. Estás, como dicen los manuales sobre el duelo, en estado de shock o embotamiento. Tu dolor, el de los primeros después de la noticia, se ha trocado en fría estupefacción, en pasmo, en una aceptación semejante a la que aparece cuando constatamos que hemos perdido el avión a una ciudad lejana. Tú tratas de pensar en medias, en piyamas, en medicinas, y repites en tu cabeza, hacia adentro, las palabras que acabas de oír, deseando que algo físico te saque del estupor, un ataque de llanto, un repentino acceso de fiebre, una convulsión, algo que venga a destruir esa serenidad que se parece tanto a la mentira, a la muerte misma. Te he empacado una bufanda, dice la voz. Perfecto, gracias.



Tomado de: "Lo que no tiene nombre" 
Alfaguara 2013.

CORAZÓN por Ambrose Bierce


s. Bomba muscular automática que hace circular la sangre. Figuradamente se dice que este útil órgano es la sede de las emociones y los sentimientos: bonita frase que no es más que el resabio de una creencia antaño universal. Sabemos ahora que sentimientos y emociones residen en el estómago y son extraídos de los alimentos mediante la acción química del jugo gástrico. El proceso exacto que convierte el bistec en un sentimiento (tierno o no, según la edad del animal); las sucesivas etapas de elaboración por las que un emparedado de caviar se transmuta en rara fantasía y reaparece convertido en punzante epigrama; los maravillosos métodos funcionales de convertir un huevo duro en contricción religiosa o una bomba de crema en suspiro sensible: todas estas cosas han sido pacientemente investigadas y expuestas con persuasiva lucidez por Monsieur Pasteur. (Ver también mi monografía "Identidad Esencial de los Afectos Espirituales con Ciertos Gases Intestinales Liberados en la Digestión" págs. 4 a 687). En una obra titulada según creo Delectatio Demonorum (Londres 1873) esta teoría de los sentimientos es ilustrada de modo sorprendente; para más información se puede consultar el famoso tratado del profesor Dam sobre "El amor como producto de la Maceración Alimentaria". 




DETERMINISMO por Ernesto Sábato



La vertiginosa idea de que todo está inexorablemente vinculado y que una nariz diferente de Cleopatra habría producido una vida diferente del señor J. M. Smith, empleado del Banco de Boston, produce en muchas personas una especie de desmoralización: “Si eso es cierto —dicen—, no vale la pena esforzarse en nada”. No dándose cuenta de que si eso es cierto no hay tal efecto desmoralizador: esa aparente desmoralización estaba decidida de antemano por las infinitas causas que la precedieron. 

Una candidez parecida es provocada a veces por la idea de un eterno retorno: hay personas que creen poder echarse al abandono porque se han convencido de que esta vida y este universo han sucedido exactamente otras veces y han de suceder infinitas veces más. Pero si realmente hay eterno retorno y reproducción idéntica de los ciclos, es claro que ese echarse al abandono no puede ser una novedad: se ha producido en cada ciclo y se ha de producir por toda la eternidad. 

Entonces, ¿qué?, dice esta gente, desalentada —aunque ya con temor de que ese desaliento no sea voluntario ni nuevo. Pero si es muy simple: basta rechazar el determinismo absoluto y el eterno retorno. 



VENTANA SOBRE LAS DICTADURAS INVISIBLES por Eduardo Galeano


La madre abnegada ejerce la dictadura de la servidumbre. 
El amigo solícito ejerce la dictadura del favor. 
La caridad ejerce la dictadura de la deuda. 
La libertad de mercado te permite aceptar los precios que te imponen.
La libertad de opinión te permite escuchar a los que opinan en tu nombre.
La libertad de elección te permite elegir la salsa con que serás comido.




Tomado de: Las palabras andantes

UN PAR DE PEQUEÑOS CÍRCULOS por Franz Kafka



Aquí estaba mi instituto; en aquel edificio del lado opuesto, mi universidad. Un poco más hacia la izquierda se encuentra mi oficina. En este pequeño círculo -y trazó con su dedo un par de pequeños círculos- queda encerrada toda mi vida. 


Tomado de: http://www.bsolot.info/wp-content/uploads/2011/02/Kafka_Franz-Aforismos_visiones_y_sueños.pdf

EL AMOR QUE SIENTES por Franz Kafka



La figura reservada con la que siempre me encontraba no era la que dice: «no te amo», sino la que dice: «no me puedes amar por más que quieras hacerlo; tú amas, infeliz, al amor que sientes por mí, pero el amor que sientes por mí no te ama a ti». Por consiguiente resulta inexacto decir que he experimentado la palabra «te amo», sólo he experimentado la serenidad paciente que habría debido ser interrumpida por mi «te quiero»; sólo eso he experimentado, si no nada.


ANTE LAS PUERTAS por Franz Kafka


Estamos abandonados como niños extraviados en el bosque. Cuando permaneces ante mí y me miras, qué sabes tú de los dolores que hay en mí y qué sé yo de los que hay en ti. Y si yo me arrojara a tus pies y llorara y te contara, qué sabrías más de mí que del infierno, si alguien te hubiese dicho que allí hace calor y es un lugar espantoso. Sólo por eso los seres humanos deberíamos mostrarnos entre nosotros tan respetuosos, tan pensativos y amantes como si estuviéramos ante las puertas del infierno.


LO QUE HAY DETRÁS por Brontis Jodorowsky


Como temo que no funcione, hago que no funcione.
Temo que no funcione porque no quiero que funcione.
No quiero que funcione porque, si funcionara, me haría funcionar.
Si yo funcionara, todo lo que me impide funcionar dejaría de funcionar.
Y si todo lo que me impide funcionar dejara de funcionar, yo dejaría de ser un mecanismo…



FATUM E HISTORIA (Fragmento) por Friedrich Nietzsche



"Yo he intentado negarlo todo: ¡pero destruir es muy fácil, más cuán difícil es construir! E incluso destruirse a sí mismo parece más fácil de lo que es; estamos tan determinados por las impresiones de nuestra niñez, por la influencia de nuestros padres, por nuestra educación, y lo estamos hasta un nivel tan profundo de nuestro ser interior, que dichos prejuicios, profundamente arraigados, no son tan fáciles de remover por argumentos racionales o por la mera voluntad. La fuerza de la costumbre, la necesidad de algo superior, la ruptura con todo lo establecido, la aniquilación de todas las formas de la sociedad, la duda acerca de si, durante dos milenios, la humanidad no se habrá dejado cautivar por una falsa imagen, el sentimiento de la propia temeridad y de la propia audacia: todo esto mantiene una lucha aún no resuelta hasta que, al final, una serie de experiencias dolorosas, de acontecimientos tristes en nuestro corazón, otra vez nos llevan a nuestra antigua fe de la infancia. Sin embargo, la impresión que produce observar la incidencia de estas dudas sobre nuestro ánimo debe ser, para cada uno, un hito importante de su propia historia cultural. No puede pensarse otra cosa sino que algo tiene que permanecer firme, un resultado de toda aquella especulación que no siempre es un saber, sino que también puede ser una creencia, una fe; sí, algo que incluso un sentimiento moral puede reanimar a veces o dejar en suspenso."



Texto completo disponible en:

DE PIE por Emile Ciorán




Incapaz de levantarme, atado al lecho, me dejo llevar por los caprichos de la memoria, y me veo vagabundeando, niño, en los Cárpatos. Un día me encontré con un perro cuyo dueño, sin duda para deshacerse de él, lo había amarrado a un árbol. Estaba transparente de delgadez y tan vacío de vida que apenas si tuvo fuerzas para mirarme sin moverse. Sin embargo, estaba de pie, él...



Tomado de "El inconveniente de haber nacido"
Texto completo en pdf: http://www.concepto.net/LibroBak1.pdf

RUMORES por Karl Kraus


Conocí a un hombre que se veía como el rumor. El rumor es gris y su paso es juvenil; el rumor corre y no obstante le toma veinte años llegar de una habitación a la otra, pero ahí coloca sobre la mesa, como si fueran novedades, cosas que ni siquiera entonces sucedieron. El rumor apelmaza una ejecución que fue revocada con un parto prematuro que no tuvo lugar, siembra un tono de voz ajeno en un estercolero que fue invento suyo, oyó con sus propios ojos lo que nadie vio, y vio con oídos ajenos lo que nadie oyó. El rumor tiene una voz profunda y un semblante alto. Tiene fantasía sin personalidad. Si está en calma, se ve como si el problema del surgimiento de la Septuaginta ya hubiese sido resuelto. Si está en movimiento, entonces debemos contar con una nueva versión del infanticidio de Belén. El rumor es el hermanastro mayor de la ciencia y un concuñado de la información. De los vedas a los libros de cocina, nada que no esté confirmado le es ajeno. El rumor, que sólo ama a escritores muertos, puede aplicarse también al autor contemporáneo desde el momento en que se le pueda adquirir como libro usado, ya que entonces puede confundir una primera edición con una segunda. El rumor tiene el sentido del humor que surge a partir de la distancia con los hechos. Desilusiona a quien cree en rumores, y le gusta burlarse de quien no cree en rumores. Dice algo. Si difama, no se le lleva a juicio. No le sirve al testigo, no le sirve al acusado. Se niega a sí mismo. Sabe de todo, dice aún más, pero no es confiable.


Traducido por Gonzalo Vélez


MONÓLOGO DE UN PADRE CON SU HIJO DE MESES por Enrique Lihn


Nada se pierde con vivir, ensaya:
aquí tienes un cuerpo a tu medida
Lo hemos hecho en sombra por amor a las artes de la carne
pero también en serio
pensando en tu visita como en un nuevo juego gozoso y doloroso;
por amor a la vida, por temor a la muerte y a la vida,
por amor a la muerte
para ti o para nadie.

Eres tu cuerpo, tómalo, haznos ver que te gusta como a nosotros este doble regalo que
te hemos hecho y que nos hemos hecho.
Cierto, tan sólo un poco del vergonzante barro original,
la angustia y el placer en un grito de impotencia.
Ni de lejos un pájaro que se abre en la belleza del huevo,
a plena luz, ligero y jubiloso, sólo un hombre:
la fiera vieja del nacimiento, vencida por las moscas, babeante y rebosante.

Pero vive y verás el monstruo que eres con benevolencia
abrir un ojo y otro así de grandes,
encasquetarse el cielo, mirarlo todo como por adentro,
preguntarle a las cosas por sus nombres
reír con lo que ríe,
llorar con lo que llora,
tiranizar a gatos y conejos.

Nada se pierde con vivir, tenemos todo el tiempo del tiempo por delante
para ser el vacío que somos en el fondo.
Y la niñez, escucha:
no hay loco más feliz que un niño cuerdo
ni acierta el sabio como un niño loco.
Todo lo que vivimos lo vivimos ya a los diez años más intensamente;
los deseos entonces se dormían los unos en los otros.
Venía el sueño a cada instante,
el sueño que restablece en todo el perfecto desorden
a rescatarte de tu cuerpo y tu alma;
allí en ese castillo movedizo eras el rey, la reina, tus secuaces, el bufón que se ríe de sí mismo,
los pájaros, las fieras melodiosos.

Para hacer el amor allí estaba tu madre
y el amor era el beso de otro mundo en la frente,
con que se reanima a los enfermos,
una lectura a media voz,
la nostalgia de nadie y nada que nos da la música.

Pero pasan los años por los años y he aquí que eres ya un adolescente.
Bajas del monte como Zaratustra a luchar por el hombre contra el hombre:
grave misión que nadie te encomienda;
en tu familia inspiras desconfianza,
hablas de Dios en un tono sarcástico, llegas a casa al otro día, muerto.
Se dice que enamoras a una vieja, te han visto dando saltos en el aire,
prolongas tus estudios con estudios de los que se resiente tu cabeza.
No hay alegría que te alegre tanto como caer de golpe en la tristeza
ni dolor que te duela tan a fondo como el placer de vivir sin objeto.
Grave edad, hay algunos que se matan porque no pueden soportar la muerte,
quienes se entregan a una causa injusta en su sed sanguinaria de justicia.
Los que más bajo caen son los grandes,
a los pequeños les perdemos el rumbo.
En el amor se traicionan todos,
el amor es el padre de sus vicios.
Si una mujer se enternece contigo le exigirás te siga hasta la tumba,
que abandone en el acto a sus parientes,
que instale en otra parte su negocio.

Pero llega el momento fatalmente en que tu juventud te da la espalda
y por primera vez su rostro inolvidable en tanto huye de ti que la persigues a salto de ojo,
inmóvil, en una silla negra.
Ha llegado el momento de hacer algo parece que te dice todo el mundo
y tu dices que sí, con la cabeza.
En plena decadencia metafísica caminas ahora con una libretita de direcciones en la mano,
impecablemente vestido,
con la modestia de un hombre joven que se abre paso en la vida,
dispuesto a todo.
El esquema que te hiciste de las cosas hace aire y se hunde en el cielo dejándolas a todas en su sitio.
De un tiempo a esta parte te mueves entre ellas como un pez en el agua.
Vives de lo que ganas, ganas lo que mereces, mereces lo que vives:
eres, por fin, un hombre entre los hombres.

Y así llegas a viejo como quien vuelve a su país de origen después de un viaje interminable corto de revivir, largo de relatar,
te espera en tí la muerte, tu esqueleto con los brazos abiertos,
pero tu la rechazas por un instante,
quieres mirarte larga y sucesivamente en el espejo que se pone opaco.
Apoyado en lejanos transeúntes vas y vienes de negro,
al trote,conversando contigo mismo a gritos, como un pájaro.
No hay tiempo que perder, eres el último de tu generación en apagar el sol y convertirte en polvo.

No hay tiempo que perder en este mundo embellecido por su fin tan próximo.
Se te ve en todas parte dando vueltas en torno a cualquier cosa como en éxtasis.
De tus salidas a la calle vuelves con los bolsillos llenos de tesoros absurdos: guijarros, florecillas.
Hasta que un día ya no puedes luchar a muerte con la muerte y te entregas a ella, a un sueño sin salida, más blanco cada vez, sonriendo, sollozando como un niño de pecho.

Nada se pierde con vivir, ensaya: aquí tienes un cuerpo a tu medida,
lo hemos hecho en la sombra por amor a las artes de la carne pero también en serio,
pensando en tu visita
para ti o para nadie.