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NEGÁNDOLO TODO por Emile Ciorán



Con un poco más de fiebre en el nihilismo, me sería posible 
—negándolo todo— sacudir mis dudas y triunfar sobre ellas. Pero 
sólo tengo el gusto de la negación, no su don.  

ZOOSPERMOS por José Asunción Silva



El conocido sabio
Cornelius Van Kerinken
que disfrutó en Hamburgo
de una clientela enorme
y que dejó un in-folio
de setecientas páginas
sobre hígado y riñones,
abandonado luego
por todos sus amigos
murió en Leipzig maniático,
desprestigiado y pobre,
debido a sus estudios
de los últimos años
sobre espermatozoides.

Frente de un microscopio
que le costó un sentido,
obra maestra y única
de un óptico de Londres;
la vista recogida,
temblándole las manos,
ansioso, fijo, inmóvil
reconcentrado y torvo,
como un fantasma pálido
a media voz decía:
"Oh! mira cómo corren
y bullen y se mueven
y luchan y se agitan
los espermatozoides:

Mira! si no estuviera
perdido para siempre;
si huyendo por caminos
que todos no conocen
hubiera al fin logrado
tras múltiples esfuerzos
el convertirse en hombre,
corriéndole los años
hubiera sido un Werther
y tras de mil sngustias
y gestas y pasiones
se hubiera suicidado
con un Smith y Wesson
ese espermatozoide.

Aquél de más arriba
que vibra a dos milímetros
del Werther suprimido,
del vidrio junto al borde
hubiera sido un héroe
de nuestras grandes guerras.
Alguna estatua en bronce
hubiera recordado,
cual vencedor intrépido
y conductor insigne
de tropas y cañones,
y general en Jefe
de todos los ejércitos,
a ese espermatozoide.

Aquél hubiera sido,
la Gretchen de algún Fausto;
ése de más arriba
un heredero noble
dueño a los veintiún años
de algún millón de thalers
y un título de conde;
aquél, un usurero;
el otro, el pequeñísimo,
algún poeta lírico;
y el otro, aquél enorme,
un profesor científico
que hubiera escrito un libro
sobre espermatozoides.

Afortunadamente
perdidos para siempre
os agitáis ahora
oh puntos que sois hombres!
entre los vidrios gruesos
traslúcidos y diáfanos
del microscopio enorme;
afortunadamente,
zoospermos, en la tierra
no creceréis poblàndola
de dichas y de horrores
dentro de diez minutos
todos estaréis muertos,
Hola! espermatozoides.

Así el ilustre sabio
Cornelius Van Kerinken
que disfrutó en Hamburgo
de una clientela enorme
y que dejó un in-folio
de setecientas páginas
sobre hígado y riñones,
murió en Leipzig maniático,
desprestigiado y pobre,
debido a sus estudios
de los últimos años
sobre espermatozoides.

QUISIERA HOY SER FELIZ DE BUENA GANA por César Vallejo


Quisiera hoy ser feliz de buena gana,
ser feliz y portarme frondoso de preguntas,
abrir por temperamento de par en par mi cuarto, 
                                     como loco,
y reclamar, en fin,
en mi confianza física acostado,
sólo por ver si quieren,
sólo por ver si quieren probar de mi espontánea 
                                       posición,
reclamar, voy diciendo,
por qué me dan así tánto en el alma.

Pues quisiera en sustancia ser dichoso,
obrar sin bastón, laica humildad, ni burro negro.
Así las sensaciones de este mundo,
los cantos subjuntivos, .
el lápiz que perdí en mi cavidad
y mis amados órganos de llanto.

Hermano persuasible, camarada,
padre por la grandeza, hijo mortal,
amigo y contendor, inmenso documento de Darwin:
¿a qué hora, pues, vendrán con mi retrato?
¿A los goces? ¿Acaso sobre goce amortajado?
¿Más temprano? ¿Quién sabe, a las porfías?

A las misericordias, camarada,
hombre mío en rechazo y observación, vecino
en cuyo cuello enorme sube y baja,
al natural, sin hilo, mi esperanza...