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LUNES por Tomás Vida L.



Cuando le pregunté qué soñaba ser cuando fuera grande, me sorprendió con su respuesta: Piloto de guerra. Pero no de cualquier guerra sino de una de esas importantes, como la segunda, que a ella se le daban bien las segundas veces, me decía. Que quería haber sido miembro de la Legion Condor y haber sobrevolado Guernica en un Heinkel He 51 pintado por ella de azul. Que le gustaban esos avioncitos que parecían como de juguete, pequeños biplanos alemanes que no tenían recubierta la cabeza del piloto, que eso era lo que ella quería, poder asomar su cabecita en medio de sus goggles color rosa y sentir como el viento se le estrellaba en la cara y le refundía el olor a nubes con el del motor V12 refrigerado, de pronto dar un par de piruetas quedándose invertida y en lugar de soltar 6 bombas C-1 de 10 kg. dejar caer ráfagas de besos dinamita color fuego y que todos salieran de sus casas con la boca en alto para recibir ese bombardeo del pájaro azul que quería borrarles sus lunes, que no podía con esos días, que había nacido un lunes y los lunes siempre pasaban cosas trágicas como estar sola y llena de sangre.  Después de todo eso le dije que ahora nos tendríamos que dar besos dinamita por toda la ciudad que huele a pólvora y polvo, a ven nene, vente conmigo de paseo por la luna sentados sobre estos dos cohetes rosa que prepare para vos, para escaparnos de este lunes que no sabe ni a café ni a sandía.  




Colaboración especial de Tomás Vida L. desde - Rosario Argentina.

LA REALIDAD por Jorge Bucay



La realidad No es como a mí me convendría que sea. No es como debería ser. No es como me dijeron que iba a ser. No es como fue. No es como será mañana.

Yo no soy el que quisiera ser. No soy el que debería ser. No soy el que mi mamá quería que yo fuese. Ni siquiera soy el que fui. Yo soy quien soy.

Vos no sos quien yo necesito que seas. Vos no sos el que fuiste. Vos no sos como a mí me conviene. Vos no sos como yo quiero. Vos sos como sos.


Tomado de cuentos para pensar - Jorge Bucay

HÉROE (Confesiones del siglo XIX) por John Blair



Por favor, no me miréis así, con cara de indignación y pulcritud. No, no soy un sinvergüenza, simplemente soy quien ayuda y arregla las relaciones de las parejas con una pequeña experiencia. Soy aquel que reafirma los amores y mata los tiempos monótonos. ¿Cuántas parejas en este pueblo antes de que yo llegara estaban casadas por la iglesia, pero divorciadas en la cama? ¿cuántas esposas estaban insatisfechas con las relaciones tan insípidas que se sostenían todos los jueves en su lecho? ¿Cuántos estaban comprometidos con su familia pero nunca con su esposa?

Permitidme hablar. Daos cuenta de que yo solo deseo lo mejor para vosotros, pues mi intención es destruir el hastío matrimonial. Solo di la mejor cura que puede haber para aquel fastidio repetitivo; me alquilé a ellas para renovar vuestro amor. Ellas pagaron para fornicar conmigo y poder estar contentas en sus vidas al tener un buen sexo: lamidas en los senos, orgasmos con mis dedos y mi lengua, poses no exploradas nunca, aberraciones antes no vividas.

Por lo que ven no soy modesto, tal vez no, pero sí muy sincero. Curé los corazones rotos por rupturas metiéndome a la cama de vuestras hijas. Curé a las viudas devolviéndoles la razón primordial de un esposo. Curé a las hermanas entregadas al Señor mostrándoles la fuerza real del Espíritu Santo. Curé los traumas que generaron los matrimonios entre hombres mayores y pequeñas inocentes. Curé almas que quedaron sin ganas de sentir y curé el tedio que se produce al alejarse de alguien no deseado.

Por lo visto Señores, no soy un demoledor de hogares, ni una catástrofe, ni mucho menos un cabrón como se me ha señalado. Antes bien, soy aquel que ha arreglado la vida a gran parte de vuestras mercedes, incluyendo al Señor juez. Quite esa cara de asombro y dígame si actualmente su esposa es capaz de hacerle una perfecta felación y piense si antes se aguantaba sus fetiches de masoquista. Y a usted, Señor Buitrago, ¿no me agradecerá el que su señora sea capaz de tener un orgasmo sin preocuparse por ese trauma de la niñez que tanto la agobiaba? ¿Ven? Soy un salvador, el héroe de todo un pueblo, si sois sabios me agradeceréis y no me haréis ir a la horca como pensábais hacerlo.




Colaboración especial de John Blair 
Bogotá 2012