Los sistemas, como decía Peguy, son sistemas de tranquilidad, que amamos porque nos sentamos sobre ellos. Es una forma de vivir tranquilos, a cubiertos de los peligros ya cechanzas del Caos, de la oscuridad, del misterio, del más allá. Son bastiones contra la angustia que se levanta apenas asomamos la cabeza a esa tierra pavorosa. Nos refugiamos en los Sistemas, en las Iglesias, en los Partidos, en las Ortodoxias, como chicas en las faldas de su madre. Son, en suma, manifestación de la cobardía.
El hombre libre, el herético, el solitario, tiene que estar poseído de un valor casi demencial.
Tomado de Heterodoxia, 1953.