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TERROR AL CAOS por Sábato


Los sistemas, como decía Peguy, son sistemas de tranquilidad, que amamos porque nos sentamos sobre ellos. Es una forma de vivir tranquilos, a cubiertos de los peligros ya cechanzas del Caos, de la oscuridad, del misterio, del más allá. Son bastiones contra la angustia que se levanta apenas asomamos la cabeza a esa tierra pavorosa. Nos refugiamos en los Sistemas, en las Iglesias, en los Partidos, en las Ortodoxias, como chicas en las faldas de su madre. Son, en suma, manifestación de la cobardía.
El hombre libre, el herético, el solitario, tiene que estar poseído de un valor casi demencial.

Tomado de Heterodoxia, 1953.

EL CORAZÓN por Canetti


Todos los hombres tendrían un corazón común, no mayor que los corazones que conocemos. Pero tiene que circular, pues todo el que viene al mundo tiene derecho a él. En cada ser humano hay un hueco preparado para este corazón, sólo hay que encajarlo, y al punto se hace notar. Los ritos importantes y sagrados guardan relación con el corazón. El momento más importante en la vida de cada persona es aquél en que lo recibe. La preparan durante mucho tiempo, explicándole lo raro y antiguo que es, Cuán sorprendente que se haya conservado, cómo debe su indestructibilidad precisamente al rito de la inserción. Si el corazón se quedase mucho tiempo solo, y no en una de las innumerables cavidades que lo aguardan, se atrofiaría y perdería su fuerza. Nadie puede albergarlo más de una vez. Su portador viajará con él hasta donde resida el siguiente: el corazón no debe permanecer en la misma ciudad. El portador pasa por ser invulnerable. ¿Quién sería tan ciego como para no reconocerle? Brilla mientras es el Afortunado. Sabe, desde luego, que no merece su fortuna, pero eso no significa nada. Le eligen a él como podrían elegir a cualquier otro, y sólo esa elección le convierte en un ser humano completo.

Tomado de El suplicio de las moscas, Editorial Ayana