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NOCHE por Beckett





noche que tanto haces





que imploremos el alba





por favor noche





cae.

CUERVO COMULGA por Hugues


-Bueno-, dijo Cuervo, -¿con qué empezamos?
Dios roncaba, agotado por la Creación.
-¿Por dónde?- dijo Cuervo, -¿por dónde empezamos?-
El hombro de Dios era la montaña donde Cuervo se sentaba.
-Ven-, dijo Cuervo, - Vamos a discutir la situación-,
Dios yacía tendido, boquiabierto: un gran cadáver.

Cuervo tomó un bocado y lo engulló.

-¿Dará esta cifra digerida su sentido
sin que medie mi entendimiento?-

(Ésa fue la primera broma.)

Sin embargo, no es broma, se sintió de repente más fuerte.

Cuervo, alias el hierofante, se encogió inescrutable.

Medio iluminado. Mudo.

(Aterrado)

ELIS por Trakl

Elis, cuando el mirlo en el negro bosque llama,
es tu declinar.
Tus labios beben el frescor de la fuente azul de las rocas.

Deja, si tu frente sangra suave
antiguas leyendas
y el oscuro sentido del vuelo de las aves.

Pero tú entras con tiernos pasos en la noche
que cuelga cargada de uvas purpúreas,
y más bellos mueves tus brazos en el azul.

Un espino suena,
donde están tus ojos lunares.
Oh, hace tanto tiempo, Elis, que has muerto.

Tu cuerpo es un jacinto
en el que un monje hunde los céreos dedos.
Una negra gruta es nuestro silencio

de la que sale a veces un manso animal
y deja caer lento los pesados párpados;
sobre tus sienes gotea rocío,
el último oro de las estrellas declinantes.








ACERCA DEL RECUERDO por Canetti



¿Qué es el recuerdo?


Uno hace lo que ha sido.


Esto suena como si uno fuese libre de hacerlo. Pero no es así, ya que no inventa nada. Avanza un par de pasos creyendo que es uno quien los determina libremente, pero en cuanto los ha dado, nota que estaba prefijados. Sólo lo que ha pasado por el recuerdo se deja reconocer.


Lo triste del recuerdo: lo que ha consumido.


Lo alegre del recuerdo: el excedente.


El arte del recuerdo radica en su regulación.


Lo que se deja a un lado, lo que se elude.


Lo raro y lo acumulado.


Lo que se situá en primera línea: figuras deformadas que deben rectificarse. ¿A qué se debe que queramos conservar con vida ciertas cosas y no otras?


Lo diluido quiere redondearse en el habla. De una única palabra deben surgir de nuevo todas las frases. Relaciones percibidas por primera vez. La indignidad de unz yuxtaposición amorfa. Lo que hemos hecho a los demás les devuelve la vida. Cada cual es deudor como de muchas existencias, aunque solo haya vivido ésta.


Cada persona sabe más de lo que podría relatarse en una nueva y larga vida.


¿Qué es lo que determina la selección? Un único color del sentimiento: de agradecimiento o amargura, de odio o de nostalgia?


En otra lengua recordaríamos de otro modo. Habría que examinar esto con más detenimiento y, ¿acaso no eres tú el más indicado para hacerlo?


Transcrito de "El suplicio de las moscas", Anaya 1994

LA FUERZA por Jodorowsky



Sagrada hija de la fiera verde, soplo que clama por ser
forma,
sangre que aceita a las espadas, semen del volcán
interno,
retiro la máscara del punto vacío, creo en el vientre
árboles de fuego,
introduzco planetas en almendras, reintegro las
medusas del celo,
agrego a las cabezas mi diadema, renazco en el
cementerio de las metas,
obtengo la ignorancia de mí misma, que es el
conocimiento del mundo.


Imán de las flechas innacidas, horno donde el lodo
se hace aire,
nube que coagula en mármol, no soy la que refleja
sino la que es.
Que se convierta en espiral, el círculo estancado,
que en la tierra se abra el cielo
y que en cada sexo aniden los mil ritmos hasta formar
una argolla,
para que a nadie se le impida casarse con su cara
y encontrar en los ojos
el poder de la semilla. Más allá el comienzo de todos
los senderos,
donde ni siquiera los espejismos mienten, soy la miel
que florece en el cadáver del héroe,
llave que es suma de todas las entradas,
montaña que emprende el vuelo, esperanza reducida
a una fecunda herida.


Si atrapada en la carne no hundo mi aureola en la
ausencia, ¿puedo saber dónde estoy?
Si agredida por el tiempo no promulgo la perla del
deseo, ¿puedo decir que voy?
Si perdida en las espiras de las jerarquías no quiebro
la jaula del yo, ¿puedo afirmar que soy?


He de vencer al fantasma de la muerte, desintegrar
la línea que limita a la vigilia,
invocar en esa frontera fría el advenimiento de un
placer sin normas,
descender hacia los demonios que danzan en las
cavernas del alma,
surgir del pantano ardiente lanzando el grito de mi
primer orgasmo.


Quiero que el suelo se transforme en piel de virgen
para que los pasos sean caricias que fermenten.
Quiero partir las columnas del templo donde duerme
el ángel de hielo que teme convertirse en sangre.
Quiero ser el loto que se eleva hacia el firmamento
arrastrando como cauda al pantano que lo engendra
para llegar ahí donde las apariencias se hacen carne
y sea yo el hocico por donde emerge el aliento.



¿En qué misterio de mi nervio se forma el caos que te
aterra
¿Dejarás cabalgar mis caballos por tu celador intelecto?
¿Domarás por fin al clon que vomita un mar de sueños?
¿Serás la flecha que perfora el blanco y lo insemina?
¿Serás el cáliz donde brilla el pan de fuego y el vino
que lo engendra?
¿Serás al alfombra de flores en el camino del calvario?
¿Serás el témpano que se disuelve en estrellas que
copulan?
¿Demolerás catedrales para exhumar el huevo donde
yace un Mesías?
¿Sumergirás a Dios en las tinieblas para hacerlo halo
de mi pubis?


Cruza la puerta, oye el rugido de la primavera,
que la solitaria fuente de las ilusiones
acceda a florecer en astros verdaderos
porque soy aquella que nace de la tierra
y sin embargo diferente de la tierra,
aquella que las tinieblas no conocen
aunque su cuerpo sea de pura sombra,
aquella que es el magma de una lámpara
y en la blanca cima el fondo de un abismo.
¿Puedes ahora recordarme? Soy tu madre,
la imperecedera fuerza a la que llamas alma.



Transcrito de "Yo, el Tarot". Siruela 2006