
Cuando llegó a China, Bodhidharma fue a visitar al emperador. Este le dijo:
-He ordenado construir numerosos templos, he reunido multitud de monjes, he traducido innumerables sutras.
Pienso que habré adquirido méritos.
Bodhidharma respondió:
-Ninguno.
Entonces el emperador preguntó:
-Dime ¿cuál es la esencia del budismo?
-Nada.
-Quién puede hacer lo que yo?
-No lo sé.
El emperador quedó sorprendido. Los sabios no han hablado nunca demasiado. Del silencio se eleva el espíritu inmortal.
Tomado de "La práctica del Zen" de Taisen Deshimaru