
Muy bien y ahora qué… Me dijo que iba a llorar, que después de que todo estuviera dicho no habría nadie más para consolarme. Las palabras también se hacen polvo y ceniza con el paso del tiempo y el fuego.
Me aconsejó que perdiera el miedo para que pudiera ubicarme de nuevo, para no dejarme sugestionar por cosas insignificantes o de significado vulgar, en días en lo que la distracción es la base del entretenimiento, y concentración y comunicación son como el agua y el aceite.
Nunca –me dijo, susurrando casi- digas cosas ambiguas o en tono ambiguo ni te concentres demasiado en lo que dice el otro, corres el riesgo de querer comprender ideas que ni siquiera su presunto creador entiende. La concentración es algo demasiado peligroso. He conocido demasiados casos. Gente que se concentra mucho y se pierde.
Me aconsejó que perdiera el miedo para que pudiera ubicarme de nuevo, para no dejarme sugestionar por cosas insignificantes o de significado vulgar, en días en lo que la distracción es la base del entretenimiento, y concentración y comunicación son como el agua y el aceite.
Nunca –me dijo, susurrando casi- digas cosas ambiguas o en tono ambiguo ni te concentres demasiado en lo que dice el otro, corres el riesgo de querer comprender ideas que ni siquiera su presunto creador entiende. La concentración es algo demasiado peligroso. He conocido demasiados casos. Gente que se concentra mucho y se pierde.